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La cuadra picha de Bogotá en Melgar

LA COLORADA

Una noche de tragos en el pueblo, terminan con el incremento físico en estado de embriaguez

Por: Andrés Sarmiento Rivera

Día sábado, uno de los días más anhelado pos los soldados del Batallón de Helicópteros. Porque es tan anhelado este día, pues la razón es simple, en melgar la rumba es mejor, llegan todas las niñas lindas de Bogotá y, se recorren todas las discotecas de esta cuadra apodada como “la cuadra picha de melgar”, reina de corazones, la bomba, Tonik, la cantina, entre otros, son algunos de los lugares más frecuentados por estos soldados.

Pero todavía no llegamos a la verdadera razón de porque el sábado es tan esperado por ellos, caminando por las calles, ven los sitios y algunos entran porque quieren tomar, otros porque quieren bailar, otros por las niñas lindas, otros porque quieren conseguir “el huevo” (tener sexo), pero en realidad solo hay un sitio conocido que les brinda estos servicios a la misma vez. LA Colorada, ubicada 15 minutos antes de entrar a Melgar, es el punto de encuentro de muchos soldados, suboficiales y oficiales del Fuerte Militar de Tolemaida. El slogan de este prostíbulo es el siguiente: “si quiere tomar, toma, si quiere bailar, baila y si quiere tirar, tira”.

Siguiendo este slogan, arriban el grupo de cinco soldados que accedieron al permiso autorizado por el oficial a cargo esa noche, llegaron al pueblo (Melgar) y como si nunca hubieran salido a farriar, tenían puestos los ojos en esta cantidad de discotecas, y en las niñas linda que se encontraban merodeando por cualquier lado. Como típico soldado, a cada momento que ve una mujer, solo con la mirada las desviste, la viste y la vuelve a desvestir depende al grado de calificación de lo buena que este. Por un momento se decidieron a entrar a una discoteca, donde se sentía un ambiente agradable, cabe anotar el grupo de siete niñas solitas tomando puro Ron Viejo de Caldas y, en ese momento se acercan este grupito de soldados a hacerles la conversación y buscando que conseguirían con estas niñas. Después de una hora sin obtener ningún resultado favorable en su conquista deciden salir de la disco y arrancar para La Colorada. Paran un taxi que les cobra cuatro mil pesos en llevarlos hasta este sitio, ellos sin pensarlo dos veces se suben rumbo a su verdadera fiesta. Mientras hacían charlas con el conductor, ya casi prendidos llegan al susodicho lugar, encontrándose con algunas mamacitas, toman una silla y lo primero que hacen es pedir, un petaco de cerveza. Ya con el petaco en la mesa comienzan a examinar el casting de mujeres presentes en el sitio, y una a una las sacan a bailar, después de unos minutos ven el primero de los cinco soldados que se va con una chica negra, más alta que él, siguiendo el dicho refrán “el que no come negra no va al cielo”, después ven al otro y al otro y al otro, en los mismos pasos.

Paulatinamente se fueron encontrando, todos sudorosos, pegachentos a causa del calor, el bochorno en ese sitio y con el infortunio de devolverse otra vez para el batallón pero con la satisfacción de haber pasado un sábado espectacular en La Colorada. Después de montarse en el taxi y haciendo un recuento de lo ocurrido anteriormente, de haber visto algunos suboficiales y oficiales tomar, bailar, en ese sitio, de analizar con cuál de las prostitutas mejor se paso, se van acercado al batallón, donde los recibe el comandante de guardia y, en el estado que se encontraban estos cinco soldados los pone a trotar tipo 4:30 de la mañana. Según el Cabo para que se les pasara la borrachera. Así culmina un día sábado para estos soldados en La Colorada después de haber tenido una formidable noche llegan de nuevo a la realidad que se vive dentro de ese batallón.